Artículos - Libre Pensamiento

Conocimiento Abierto y Tecnología

Artículo publicado en la revista Libre Pensamiento en el que desarrollo la idea de la necesidad de publicar de forma no sólo gratuita, sino "libre".

Introducción

En este artículo quiero discutir sobre el concepto de conocimiento abierto y qué tecnologías podemos utilizar para fomentarlo, pero antes de empezar, me gustaría explicar una breve historia, a la que podríamos llamar la historia de una impresora y un ratón.

Cuentan que, en 1980, Richard Stallman , del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT, pretende modificar el software de una de sus impresoras, por lo que pide a Xerox el código fuente, necesario para poder hacer los cambios que permitan mejorarlo y adaptarlo a sus necesidades, pero recibe una respuesta negativa: el código es propiedad de Xerox y los usuarios no tienen derecho a modificarlo o adaptarlo.

Stallman, que piensa que los usuarios deberían tener acceso total al software que utilizan, tras abandonar el MIT y tras publicar el Manifiesto GNU (en el que plantea la necesidad de crear un sistema operativo libre), crea la Free Software Foundation , “a nonprofit with a worldwide mission to promote computer user freedom and to defend the rights of all free software users”.

Poco después, en 1989, crea la licencia GNU GPL (General Public License), y se plantean los cuatro famosos principios que definen lo que significa software libre: libertad de ejecutar, libertad de estudiar y modificar, libertad de distribuir, y la libertad de mejorar el programa y publicas sus mejoras.

La segunda historia tiene que ver con un ratón nacido en 1928, un ratón llamado Mickey que durante años ha sido esclavo de sus creadores, la compañía Disney. El problema para Disney era que, según las leyes de copyright, el plazo máximo para que una obra pasara a dominio público[^fn1], era de 75 años (antes “sólo” 56), por lo que en 2004 Mickey alcanzaría la libertad y Disney perdería la exclusividad de explotación.

Evidentemente, a la compañía Disney no le hace mucha gracia perder el control sobre un producto que con toda seguridad le reporta grandes beneficios, por lo que presiona a los legisladores norteamericanos consiguiendo finalmente que en 1998 se apruebe una enmienda (Copyright Term Extension Act, también conocida como Mickey Mouse Protection Act) que extiende retroactivamente 20 años más el copyright para todas aquellas producciones que en ese momento lo tienen, por lo que Micky seguirá siendo esclavo de la Disney hasta 2023.

En esta historia juega un papel importante Lawrence Lessig, que considera injusto alargar (cada vez más) los plazos del copyright para beneficiar (básicamente) a grandes compañías a expensas de la inmensa mayoría de consumidores de productos culturales, y que considera incorrectos los argumentos que se suelen utilizar para la defensa de la extensíon de los plazos1. del copyright.

Al igual que Stallman, Lessig crea en 2001 una fundación, Creative Commons, una organización sin ánimo de lucro que “nace con la misión de ofrecer soporte técnico y legal a un movimiento que defiende la necesidad de acceso universal a la investigación, la educación y la participación cultural como modelo de crecimiento, innovación y desarrollo.” (Vera, 2014) utilizando por lo tanto el copyright no para excluir, sino para integrar, para permitir el acceso abierto al conocimiento.

Aunque son ampliamente conocidas, recordemos que las licencias Creative Commons implican diferentes niveles de “apertura” en función de cómo se combinan una serie de criterios: permitir o no la creación de adaptaciones y modificaciones de la obra (ND cuando no se permiten), y en ese caso, si es necesario o no que la obra modificada se comparta de la misma forma (SA, cuando hay que compartir de la misma forma), y finalmente si se permite o no el uso comercial de la obra (NC si no se permite el uso comercial)2.

Cercamientos

¿Por qué estas dos historias? Porque son el reflejo de dos formas de ver y de hacer, de dos formas de entender las producciones culturales. Tanto en el caso del software como en el de los productos culturales en general, nos encontramos con quienes defienden lo privado, lo cerrado frente a quienes defienden lo abierto, lo común, lo público.

Y también porque creo que es imprescindible reivindicar la segunda opción, reivindicar la necesidad de defender y fomentar el conocimiento abierto, puesto que, aunque cada día se escuchan más voces a su favor, también es cierto que cada día nos encontramos con amenazas, con intentos de limitarlo, con la aparición de nuevos “cercamientos culturales” de lo que debemos entender que es un bién común.

“(…) we are in the middle of a second enclosure movement. While it sounds grandiloquent to call it “the enclosure of the intangible commons of the mind,” in a very real sense that is just what it is. True, the new state-created property rights may be “intellectual” rather than “real,” but once again things that were formerly thought of as common property, or as “uncommodifiable,” or outside the market altogether, are being covered with new, or newly extended, property rights.” (Boyle 2008, p. 62)

Como ejemplo de cercamiento de lo que se entiende tradicionalmente por bien común, lo encontramos en nuestro país con la “Ley Montoro” que reproduce los antiguos cercamientos de los bienes comunales. Por lo que respecta al conocimiento, entre también podemos ver como cercamiento el Real Decreto 624/2014, “por el que se desarrolla el derecho de remuneración a los autores por los préstamos de sus obras realizadas en determinados establecimientos accesibles al público”, es decir, el decreto que regula la aplicación a las bibliotecas (excepto a las de municipios de menos de 5000 habitantes y a las de instituciones docentes del sistema educativo español) de un canon por el préstamo de libros de 0,16€ por ejemplar adquirido por la biblioteca más 0,05 por socio de la misma3.

Por otra parte, también se encuentra en proceso de aprobación definitiva el “Proyecto de ley de reforma de la Ley de Propiedad Intelectual”, una ley que en la línea de la Ley Montoro, supone un ataque de la idea de los bienes comunes y, en este caso, a la idea de conocimiento abierto. Podemos destacar aquí dos elementos de la ley.

En primer lugar, lo que se conoce como el canon AEDE (por referencia a la Asociación de Editores de Diarios Españoles) o la Tasa Google, que hará que tanto Google (Google News) como otros buscadores o enlazadores (Menéame, Flipboard…), puedan publicar sin necesidad de autorización extractos (fragmentos no significativos) de noticias extraídas de otros medios, pagando a cambio una tasa a través de las entidades de gestión (CEDRO).

A pesar de que una parte significativa de los medios (los que tienen que percibirla) están en contra de este canon (por ejemplo la AEEPP, Asociación Española de Editoriales de Publicaciones Periódicas, uno de los miembro de la Coalición Pro Internet),en España, a diferencia de otros países con legislaciones similares,se trata de un “derecho inalienable” para los creadores de noticias, es decir, que si un diario pensara que le es beneficioso que otros utilicen parte de sus noticias (porque finalmente recibirá más visitas), y por lo tanto quisiera permitirlo sin necesidad de recibir una compensación económica, no podría hacerlo. De la misma forma, los agregadores tendrían que pagar incluso por contenidos con licencias que permitan su reutilización. El efecto previsible es la penalización de los nuevos medios, que perderán parte de su visibilidad (Ortiz, 2014), y el incremento del poder de las cabeceras conocidas.

Y por último, otro ejemplo de “derecho inalienable” que recoge el proyecto de ley es el de los autores de manuales universitarios o similares que, quieran o no, veran cómo las universidades pagarán un canon (unos 5€ por alumno) a una sociedad de gestión.

De nuevo, independientemente de las repercusiones económicas, implica también un nuevo atentado a los legítimos derechos de aquellas personas que deseen que sus obras se utilicen de una forma libre, a aquellas personas que defienden el conocimiento abierto y la publicación abierta.4

Abierto o Libre

Por lo que hemos visto con las licencias Creative Commons, lo “abierto” puede implicar diferentes significados, y en ocasiones no queda claro a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de “acceso abierto” o de “conocimiento abierto”. En ocasiones, con abierto estamos hablando de gratuito, y en ocasiones de libre, y creo que es necesario aclarar si significan lo mismo o no, puesto que es esta última acepción, la libertad, la que constituye el elemento fundamental de lo que estoy hablando.

La confusión recuerda a la que se produce también con el significado de “software libre” cuando se lo equipara con software gratuito, a pesar de que, como recuerda Stallman, “El «software libre» es una cuestión de libertad, no de precio. Para comprender este concepto, debemos pensar en la acepción de libre como en «libertad de expresión» y no como en «barra libre de cerveza».” (Stallman, 2004, p. 59). De una forma similar, cuando se habla de conocimiento abierto en ocasiones se interpreta como conocimiento gratuito sin que eso implique que se trate de conocimiento libre.

Una de las primeras definiciones de qué significa acceso abierto es la que aparece en la Budapest Open Access Initiative (BOAI), un manifiesto que surge a partir de una conferencia organizada en Budapest (febrero de 2002) por el Open Society Institue (actualmente Open Society Foundations), cuyo objetivo es fomentar el acceso a la literatura científica.

En la BOAI se realiza la siguiente definición de acceso abierto:

“Por “acceso abierto” a esta literatura queremos decir su disponibilidad gratuita en Internet público, permitiendo a cualquier usuario leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar o usarlos con cualquier propósito legal, sin ninguna barrera financiera, legal o técnica, fuera de las que son inseparables de las que implica acceder a Internet mismo. La única limitación en cuanto a reproducción y distribución y el único rol del copyright en este dominio, deberá ser dar a los autores el control sobre la integridad de sus trabajos y el derecho de ser adecuadamente reconocidos y citados.”

Como vemos, se pone el énfasis en el acceso gratuito y en mantener la integridad de las obras (y por lo tanto la no posibilidad de modificarlas).

Poco después, aparecen dos nuevas declaraciones, la Bethesda Statement on Open Access Publishing (junio de 2003) y la Berlin Declaration on Open Access to Knowledge in the Sciences and Humanities (octubre de 2003), en las que se produce un cambio significativo en cómo se entiende lo que significa “acceso abierto”, se mantiene la idea de acceso gratuito, pero además se afirma que para definir un contenido como “abierto”, los usuarios deben tener

“(licencia) para hacer y distribuir trabajos derivativos, en cualquier medio digital para cualquier propósito responsable, todo sujeto al reconocimiento apropiado de autoría.”

Como vemos, en esta nueva declaración se añade a la definición de “abierto” la posibilidad de realizar trabajos derivados, de utilizar, como hacía Disney, productos existentes para crear algo nuevo o simplemente para mejorarlo.

Finalmente, a partir de un nuevo encuentro diez años después de la BOAI, se publican una serie de recomendaciones en las que se aclara el concepto de acceso abierto, con la diferenciación entre “acceso abierto gratis” y “acceso abierto libre”, y en las que se prima el acceso abierto libre recomendando que

“Cuando sea posible, las políticas de las entidades financiadoras deberían exigir el acceso abierto libre (libre OA), preferiblemente a través de una licencia CC-BY o su equivalente.”

Aunque hay quienes defienden realizar esta diferenciación entre “gratis” y “libre” para caracterizar el acceso abierto (Suber, 2012), por mi parte prefiero la definición que ofrece la Fundación Conocimiento Abierto (que se aplica tanto a contenido como a datos), que no realiza tal distinción y que pone el énfasis en la libertad (no sólo en la accesibilidad o gratuidad) de uso y modificación:

“Open means anyone can freely access, use, modify, and share for any purpose (subject, at most, to requirements that preserve provenance and openness).” O también “Open data can be freely used, modified, and shared by anyone for any purpose”5.

En base a estas definiciones queda claro que tanto si hablamos de “abierto” como de “libre”, la clave está en la posibilidad de modificación. Por lo tanto, el software con licencia GPL es software libre y también abierto6, pero no son libres todas las licencias Creative Commons, sólo lo serían CCZero (dominio público), Atribución (BY) y Atribución Compartir-Igual (BY-SA), mientras que no lo son No Derivados (ND) ni NoComercial (NC) puesto que en ambos casos hay restricción de alguna libertad: la primera porque impediría reutilizar un trabajo en una obra derivada, y la segunda tampoco al impedir su uso comercial7.

Teniendo en cuenta esto, a partir de ahora, cuando me refiera a conocimiento o acceso abierto estaré hablando de conocimiento que es libremente accesible y libremente modificable.

Tecnología

En este apartado mostraré algunas de las tecnologías, que pueden facilitar el desarrollo del conocimiento abierto. Intentaré mostrar también algo quizás obvio, que la tecnología no es la panacea. Como todos sabemos, la tecnología la podemos utilizar para alcanzar diferentes objetivos, podemos utilizarla tanto para crear como para destruir, y podemos utilizarla tanto para cerrar como para abrir.

Repositorios

Hemos visto que la BOAI, proponía dos formas de fomentar la difusión abierta del conocimiento académico, publicando en revistas científicas que permitan el acceso abierto a sus contenidos, y/o depositando (auto archivando) sus artículos en repositorios digitales. Es lo que actualmente se conoce como las “dos vías” para el acceso abierto, la “vía dorada” (revistas de acceso abierto) y la “vía verde” (repositorios)8.

Evidentemente, en ambos casos es necesaria la tecnología, tanto a nivel de hardware como a nivel de software, pero como comentaba hace un momento, aunque quizás necesaria, en absoluto es suficiente para favorecer el acceso abierto con las características de libertad que comentaba antes, pues en ambos casos, revistas y repositorios, podríamos estar hablando tanto de acceso abierto “gratis” como de acceso abierto “libre”.

Es más, en el caso de la publicación en revistas OA,en las que el lector puede acceder gratuitamente a sus contenidos, puede que ni siquiera sean realmente gratis, puesto que en muchas ocasiones son los autores (o sus instituciones) quienes estén pagando a las editoriales lo que estas no cobran a los lectores9.

Por lo que respecta a la vía del autoarchivo, este puede realizarse en diferentes tipos de repositorios: institucionales, temáticos y genéricos.

Los repositorios institucionales, tal y como son definidos por SPARC son “digital collections that capture and preserve the intellectual output of university communities—respond to two strategic issues facing academic institutions: 1) they provide a central component in reforming scholarly communication by stimulating innovation in a disaggregated publishing structure; and 2) they serve as tangible indicators of an institution’s quality, thus increasing its visibility, prestige, and public value.”

Por poner sólo un ejemplo, puedes visitar el Dipòsit Digital de Documents de la UAB.

Los repositorios temáticos incluyen documentos dentro de un ámbito disciplinario específico. Por ejemplo, arXiv, uno de los más antiguos10, o PubMed Central, con 3,2 millones de artículos de Biomedicina y Ciencias de la Vida.

En cuanto a los genéricos, evidentemente se caracterizan por no limitarse a un campo disciplinar, y por permitir una gran variedad de tipos de productos a depositar (artículos, pero también datos, imágenes…). Pondré como ejemplo en este caso Figshare, un repositorio que ofrece un servicio de pago y/o gratuito para el depósito de todo tipo de productos de investigación, y ZENODO, otro repositorio que admite cualquier tipo de objeto11.

Aunque puede que no sean los más representativos, lo interesante de estos dos repositorios es que aunque por lo general las políticas de los repositorios es que sea el autor quien elija el tipo de licencia12, en su caso apuestan por el “auténtico” acceso abierto. Por ejemplo, Figshare, es un servicio gratuito sólo para aquellos objetos que se hacen accesibles públicamente, si queremos que sean privados será necesario pagar una cuota. Además, la licencia que se aplica es de tipo CC-BY para los objetos no-datos, y CC0 para los datos. Por su parte, Zenodo aunque permite que los usuarios elijan el tipo de licencia, apuesta también por “open data in all its forms (meaning data that anyone is free to use, reuse, and redistribute)”.

En cualquier caso, como vemos, lo relevante no es tanto el servicio que utilicemos, sino su política en cuanto a las licencias que permiten o fomentan y “nuestra política” en cuanto al tipo de licencias que preferimos utilizar.

Escritura abierta

Evidentemente, antes de poder publicar o depositar hay que escribir, y si trabajamos en equipo una opción es utilizar software para la escritura colaborativa para evitar el típico circuito de envíos y reenvíos de documentos por correo electrónico con las aportaciones de los diferentes colaboradores y con las sucesivas correcciones. No voy a hablar de editores en la nube como Google Docs, Zoho Docs, o los más recientes Quip, o Hackpad (adquirido por Dropbox) todos ellos del tipo SaaS (Software as a Service), es decir, software que no instalamos en nuestro servidor sino que lo ejecutamos en “la nube” y que en la mayoría de los casos es software propietario (no libre).

Existen alternativas libres13, algunas de ellas menos atractivas estéticamente y con menos funcionalidades de edición, como por ejemplo TitanPad, Etherpad, o Fiduswriter (que se presenta a sí mismo como un editor en línea para la escritura colaborativa pensado especialmente para académicos).

Aunque esos programas nos pueden facilitar la vida, realmente tienen poco que ver con el conocimiento abierto, puesto que podemos utilizarlos simplemente para crear, colaborativamente, productos cerrados (a los que únicamente vamos a tener acceso nosotros y nuestros colaboradores), o que posteriormente vamos a hacer públicos pero no abiertos en el sentido que hemos definido antes.

Evidentemente, podríamos poner los documentos a disposición de la comunidad depositándolos en un repositorio, pero de nuevo no es el software concreto que hayamos utilizado el que definirá el grado en que será abierto, sino el tipo de licencia que utilicemos14.

Un claro ejemplo de esto podemos encontrarlo con los contenidos disponibles en OER Commons, un repositorio de recursos educativos abiertos (Open Educational Resources) en el que pueden descargarse de forma gratuita una gran cantidad de materiales educativos y además ofrece una herramienta de edición on line para la creación de contenidos, Open Author, que permite la edición colaborativa de este tipo de recursos, y permite, especialmente, reutilizarlos para modificarlos y adaptarlos, siempre y cuando los creadores hayan escogido una licencia CC que lo permita15. Por lo tanto, se trata de una forma diferente de escritura colaborativa, en la que no se colabora directamente con el autor original, sino trabajando en la propia versión de forma independiente pero manteniendo la atribución de autoría del trabajo original.

Esto último, la posibilidad de reutilizar y mezclar otros recursos, me parece sin duda alguna lo más interesante de la plataforma, puesto que se ajusta a la concepción de conocimiento abierto que he defendido anteriormente.

Ignoro si existe el concepto, pero creo que no estaría mal poder hablar en estos casos de “escritura abierta”.

Sin embargo, aunque interesante, lo que quiero proponer es la utilización de otro tipo de tecnología.

Como alternativa de escritura colaborativa que permita y fomente la “mezcla”, la modificación y la reutilización de contenidos, podemos pensar también, evidentemente, en la utilización de wikis. Tenemos un fantástico ejemplo con Wikipedia, la enciclopedia libre fruto de la colaboración de miles de personas, y que publica sus contenidos con licencia CC-BY-SA.

Pero aunque la tecnología wiki en general y la Wikipedia en particular son excelentes productos, en los últimos tiempos están surgiendo propuestas de utilizar otra tecnología para la escritura colaborativa, especialmente, pero no solo, para la escritura académica (Lawson, 2013; Massey, 2013; Owens, 2013; Shaffer, 2013.). Quienes lo hacen, proponen que dirijamos nuevamente nuestra mirada al mundo del software libre, que desde hace años utiliza herramientas como GitHub, repositorio originalmente utilizado por programadores informáticos en el que se deposita código de software para que otras personas puedan colaborar en el desarrollo del mismo (o simplemente descargarlo para utilizarlo).

Aunque originalmente pensado para el software, la propuesta que serealiza es aprovecharse de la naturaleza eminentemente colaborativa de GitHub (y su potencia como sistema de control de versiones) para incluir, además de código, otro tipo de recursos como artículos, libros, lecciones, programas de asignaturas, o cualquier otro tipo de contenido cultural.

Desde mi punto de vista, lo que da su carácter de herramienta (casi) ideal para la “escritura abierta”, es bifurcaciones (fork, en lenguaje GitHub) de proyectos existentes sin necesidad de solicitar permiso al propietario16.De esa forma, cualquier usuario puede crear su propia versión de un proyecto para a partir de ahí poder mejorar o modificar el original.

Imaginemos, por ejemplo, que he elaborado unos materiales docentes diseñados específicamente para la asignatura que estoy impartiendo y adaptados a las características de mis estudiantes. Una buena práctica sería poner esos materiales a disposición de la comunidad colgándolos, por ejemplo, en el repositorio digital de mi universidad con una licencia abierta, de forma que pudieran ser utilizados por cualquier persona.

Eso permitiría que otro docente (a partir de ahora me referiré a él como OtroDocente) pudiera utilizarlos adaptándolos a las necesidades de su propia docencia, pero si esa persona quisiera hacerme sugerencias sobre posibles cambios, o simplemente hiciera cambios que a mi me gustaría adaptar, el proceso de comunicación y revisión de cambios empezaría a ser complicado.

Si en vez de (o además de) utilizar el repositorio de mi universidad (o cualquier otro repositorio) tengo las lecciones de mi curso en un repositorio en GitHub, el proceso (simplificado) habría sido el siguiente:

  • OtroDocente crea una bifurcación (fork), que generará una copia exacta de mi repositorio original en su propio espacio en GitHub.
  • A partir del fork, OtroDocente crea un “clon”, una nueva réplica de los contenidos en su ordenador personal.
  • OtroDocente realiza, en los contenidos del ordenador personal, las modificaciones que desee.
  • OtroDocente sincroniza los cambios realizados en su ordenador personal con su repositorio en GitHub (“pull”).
  • Los cambios realizados por OtroDocente no modifican nada en mi propio repositorio hasta que OtroDocente solicita que se incluyan. Para ello hace un “Pull Request”, una solicitud de actualización.
  • Puedo aceptar o no la solicitud de cambio. Si la acepto, mi repositorio quedará modificado, añadiéndose una nueva versión a la ya existente (y conservando el historial de los cambios realizados).
  • Puedo hacer seguimiento de los cambios realizados por OtroDocente en su bifurcación aunque este no me informe ni haga una solicitud de actualización.

Podríamos seguir un procedimiento similar para, por ejemplo, traducir un libro a otro idioma, o cualquier otra manipulación de los materiales originales.

Personalmente me parece fascinante esta forma de escritura, aunque reconozco que plantea algunos problemas. El primero probablemente es el más fácilmente solucionable, y consiste en el (posible) miedo a la tecnología que hay detrás, a las dificultades para su utilización, para dominarla, y a que efectivamente implica muchos cambios con nuestra forma de trabajar habitual.

Pero como digo, creo que es el menor de los problemas, puesto que en primer lugar parece más complicado de lo que es en realidad y, si necesitamos ayuda podemos recurrir a la comunidad (foros…) y también es posible encontrar gran cantidad de documentación de ayuda, tanto para usuarios avanzados como noveles (por ejemplo, Konrad M. Lawson (2013a) explica de una forma muy clara los conceptos de fork y pull request).

Además, a nivel de software podemos encontrar distintas opciones que faciliten nuestro trabajo. Estos serían unos cuantos ejemplos.

Si lo que queremos es facilidad de uso, Penflip y Authorea son dos servicios interesantes que comparten varias características: alojamiento gratuito para proyectos públicos, software de edición SaaS que facilita el proceso de escritura en formato markdown, y conexión con nuestro espacio GitHub.

Creo que Penflip se acerca más a mis requerimientos puesto que Authorea no deja claro en qué consiste un proyecto público (no parece que sea más que la posibilidad de ver y añadir comentarios, pero no de editar o crear derivados), mientras que Penflip permite elegir el tipo de licencia CC para nuestro texto y, para aquellos proyectos de otros usuarios que tienen la licencia adecuada, podemos crear derivados y someter nuestras propuestas de modificaciones al autor original, todo en un entorno sencillo y amigable.

GitBook, como los anteriores, tiene la característica de repositorio, es decir, que podemos explorar los proyectos de otros usuarios (actualmente más de 700 libros), que pueden ser gratuitos o de pago, y entre los gratuitos podemos encontrar diferentes tipos de licencias. Podemos tener alojado el texto en sus servidores (con características Git) o en nuestro propio GitHub (un ejemplo, el libro ProGit podemos encontrarlo en http://gitbookio.gitbooks.io/progit/ y en https://github.com/progit/progit), por lo tanto podemos crear derivados de esos proyectos.

No ofrece sin embargo software SaaS de edición en línea, pero podemos descargar su editor markdown (diseñado especialmente para dar estructura de capítulos a la publicación) que por supuesto podemos conectar con nuestra cuenta GitHub.

Otra opción es Prose, que a diferencia de los anteriores no ofrece alojamiento en su servidor y por lo tanto tampoco permite explorar proyectos de otras personas. Consiste únicamente en una interfaz online que conecta directamente con nuestro GitHub y que podemos utilizar en su versión SaaS o descargar en nuestro propio ordenador/servidor.

Por último, Github-Bookeditor es un proyecto de OERPUB, “a community that discuss and develop open source technology focused on designing, and implementing “An architecture for remixable Open Educational Resources (OER)””. El editor, que podemos descargar en nuestro ordenador/servidor, está diseñado para facilitar la elaboración de materiales docentes y, como los anteriores, nos permite conectar con nuestra cuenta GitHub.

Como vemos, tenemos múltiples posibilidades, y casi con toda seguridad alguna de ellas se ajustará a nuestras necesidades y nuestras habilidades técnicas.

Por lo tanto, insisto en que las dificultades técnicas no son el mayor de nuestros problemas, sino lo que Konrad M. Lawson, (2013b) plantea como problemas “disciplinarios”, que pueden dificultar que los académicos opten por lo que denomina “fork the academy”. Esos problemas creo que pueden resumirse en dos grandes categorías.

Por un lado el hecho de que GitHub es quizás una forma extrema de exposición. Dado que además de la colaboración GitHub permite (siempre y cuando utilicemos la herramienta de una forma adecuada) un riguroso control de versiones y por lo tanto el registro de todos los pasos que hemos realizado hasta conseguir un producto final, nuestros errores, nuestras rectificaciones, el tiempo invertido en el trabajo… , quedaríamos “expuestos” de una forma que puede no ser agradable. Aunque puede ser cierto (no a todo el mundo le gusta mostrarse desnudo en público), también es cierto que deberíamos acostumbrarnos a ver como algo normal que el proceo de creación (de cualquier tipo) no es algo idílico como puede parecer cuando leemos artículos o libros científicos, sino que es un proceso que implica dudas, errores… y que no pasa nada si estos se hacen públicos. Además, deberíamos acostumbrarnos a hacer público un trabajo que consideramos todavía no finalizado, susceptible de mejorar por nuestras propias aportaciones pero también gracias a las aportaciones de otras personas. Creo que, por lo menos en la Academia, esto es difícil, aunque debería ser factible.

La otra categoría de problemas la considero más delicada, puesto que hacen referencia a las posibles consecuencias negativas para la carrera académica. El miedo a ser plagiados, a que roben nuestras ideas (aunque esto no es algo exclusivo de GitHub), que puede llevarnos a preferir el secretismo, a reservar nuestro producto hasta que tenga su forma definitiva para publicarlo de una forma tradicional, puesto que, además de lo dicho más arriba, las políticas de evaluación académica penalizan (o como mínimo no recompensan) formas alternativas de comunicación. Es cierto que en algunos casos es factible publicar de ambas formas (publicación tradicional y GitHub), pero seguro que en más de una ocasión tendríamos problemas para defender la autoría colectiva de una obra.

Pero estos problemas, en la práctica, no son problemas vinculados directamente a la utilización de una tecnología como GitHub. El “problema” no es la tecnología sino lo que hay antes que ella, es decir, los motivos que nos llevan a utilizarla, motivos que tienen que ver con elecciones personales basadas en la creencia en la ética del conocimiento abierto. Evidentemente, si no compartimos esa ética, la tecnología que la permite será problemática.

Finalmente, mi propuesta para una escritura abierta implicaría.

  • Elige una licencia abierta para tus obras (CC-BY o CC-BY-SA.
  • Aloja tu obra en GitHub.
  • Para la edición, utiliza formato Markdown.
  • Crea una copia en un formato abierto (odt, rtf, pdf…)
  • Deposita esa copia en un repositorio (institucional y/o temático) que incluya un enlace al contenido depositado en GitHub.

Y si todavía no estás convencido, quizás te ayude ver algunos ejemplos de textos disponibles en GitHub

  • El libro “Opening Science”, disponible para lectura en http://book.openingscience.org/ y La versión en GitHub https://github.com/openingscience/openingscience.github.io
  • Artículo “Lord of the Files” sobre GitHub publicado en la revista Wired, con las traducciones aportadas por la comunidad: https://github.com/WiredEnterprise/Lord-of-the-Files
  • Materiales de un taller sobre el gestor de referencias bibliográficas Zotero: https://github.com/adam3smith/zotero-workshops
  • GITenberg, colección de libros del proyecto Gutenberg alojados en GitHub: https://github.com/GITenberg (¡impresionante!)
  • Uno de los artículos que he utilizado en el apartado sobre GitHub y Academia: https://github.com/Harrison-M/hastac-blog/blob/master/2013/10/githubandacademia.md
  • Y, por supuesto, un libro multiidioma sobre Git: https://github.com/progit/progit

Conclusión

Y ahora sí, para finalizar, y a modo de conclusión, permitidme que “robe” una cita del (interesante) blog de Jordi Adell (Adell, 2014), en una entrada en la que cita el libro de Facer, K. & Selwyn, N. (2013). The Politics of Education and Technology: Conflicts, Controversies, and Connections.

“(…) the critical perspective [toward educational technology] is rooted in a broader recognition of technology and education as a set of profoundly political processes and practices that are usefully described in terms of issues of power, control, conflict, and resistance. As such, much of the underlying impetus for a critical approach toward educational technology stems from a desire to foster and support issues of empowerment, equality, social justice, and participatory democracy.”

Addenda

Esto convencido de que este texto no sólo es incompleto: he tocado muchos temas de forma excesivamente somera, he dejado muchos otros en el teclado tintero, y tampoco conozco todas las herramientas existentes, por lo que seguro que hay alguna que ni siquiera ha sido mencionada. Además, puesto que (lo confieso) tampoco tengo un conocimiento realmente a fondo de las herramientas que he mencionado, seguro que también incluye más de una incorrección en la descripción que he realizado de las mismas. Finalmente, puede que incluso haya utilizado de forma incorrecta alguno de los conceptos teóricos que he tratado.

¿Supone esto un problema? Creo que sí (la posible constatación de errores seguro que afecta a mi autoestima), pero un problema solucionable si aplicamos los principios que he propuesto. ¿Cómo?

En primer lugar, para posibilitar lo que propongo a continuación, es necesario que la licencia de este texto sea diferente a la que utiliza Libre Pensamiento (CC-BY-NC-ND) y utilizar una licencia abierta CC-BY algo a lo que han accedido los editores de Libre Pensamiento.

La utilización de esta licencia permite que quienes consideren que el texto puede/debe ser modificado, corregido, mejorado… lo hagan, tanto avisando (Fork + Pull request) como sin avisar (Clone).

Si te apetece, el texto está disponible en un repositorio GitHub:

https://github.com/jmunoz298/conocimiento-y-tecnologia

Referencias

Adell, J. (2014, October 12). Para una tecnología educativa crítica | Jordi Adell: edu & tec. Retrieved from http://elbonia.cent.uji.es/jordi/2014/10/12/para-una-tecnologia-educativa-critica/

Boyle, J. (2008). The Public Domain. Enclosing the Commons of the Mind. New Haven: Yale University Press. Retrieved from http://www.thepublicdomain.org/download/

Lawson, K. M. (2013, March 26). Forks and Pull Requests in GitHub. Retrieved from http://chronicle.com/blogs/profhacker/forks-and-pull-requests-in-github/47753

Lawson, K. M. (2013, April 30). Fork the Academy. Retrieved from http://chronicle.com/blogs/profhacker/fork-the-academy/48935

Lessig, L. (2005). Por una cultura libre. Madrid: Traficantes de Sueños. Retrieved from http://www.traficantes.net/libros/por-una-cultura-libre

Massey, H. (2013, December 10). GitHub, Academia, and Collaborative Writing. Retrieved from https://www.hastac.org/blogs/harrisonm/2013/10/12/github-academia-and-collaborative-writing

Möller, E. (2006). The case for Free use: reasons not to use a Creative Commons -NC license. Open Source Jahrbuch. Retrieved from http://www.opensourcejahrbuch.de/download/jb2006/chapter_06/osjb2006-06-02-en-moeller.pdf

Ortiz, A. (2014, July 22). Crónica del mayor robo a internet jamás perpetrado. Retrieved from http://www.xataka.com/analisis/cronica-de-la-historia-del-mayor-robo-a-internet-jamas-perpetrado

Owens, T. (2013, November 21). Writing Collaborative Documentation with DokuWiki and GitHub Tim Owens. Retrieved from http://archive.timmmmyboy.com/2013/11/writing-collaborative-documentation-with-dokuwiki-and-github/

Shaffer, K. (2013, May 26). Push, Pull, Fork: GitHub for Academics. Retrieved from http://www.hybridpedagogy.com/journal/push-pull-fork-github-for-academics/

Stallman, R. (2004). Software libre para una sociedad libre ([1 ̇ed. castellana].). Madrid: Traficantes de Sueños. Retrieved from http://www.traficantes.net/libros/software-libre-para-una-sociedad-libre

Suber, P. (2012). Open access. Cambridge, Mass: MIT Press. Retrieved from https://mitpress.mit.edu/sites/default/files/titles/content/9780262517638_Open_Access_PDF_Version.pdf

Vera, A. (2014, January). Guía Licencias Creative Commons. Retrieved from http://www.sideleft.com/guia-creative-commons/

#Notas [^fn1]: Estado en que se encuentra una obra cuando expiran los derechos de autor y que permite ser utilizada por cualquier persona. Disney ha sido una de las compañías que mejor han sabido utilizar las obras de dominio público en su propio beneficio (Cenicienta, Blancanieves, Peter Pan, Alicia, Robin Hodd… son sólo algunos de los ejemplos)

  1. Lessig no está en contra de las leyes de copyright, sino en contra de la excesiva duración de los plazos antes de que una obra pase a dominio público. En 1999 presentó una demanda de inconstitucionalidad de la ley (que pierde) 

  2. También existe la posibilidad de licenciar una obra como de dominio p´ublico (0) 

  3. La argumentación, en este caso, es que el canon es necesario como como “contrapartida al perjuicio causado a los autores derivada de la utilización de sus obras en establecimientos accesibles al público sin necesidad de autorización” (BOE, p. 61524), una argumentación que no contempla que puede haber autores que acepten gustosamente que sus obras se presten sin ningún tipo de remuneración (sin necesidad de hablar de cuestiones ideológicas, simplemente por el hecho de que puede suponer una importante publicidad y el consiguiente incremento de ventas) y que implica también el pago por obras que formen parte del dominio público, no sujetas por lo tanto a derechos de autor (lo mismo que con las donaciones, se tendría que pagar igualmente puesto que como hemos visto el canon contabiliza no sólo los libros comprados sino también por usuario). 

  4. Ver aquí las alegaciones de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas. 

  5. Puedes leer la definición amplia, en su versión 2.0, publicada el 7 de octubre de 2014, en http://opendefinition.org/ 

  6. Aunque para muchos defensores del software libre (incluido el mismo Stallman) hay que hacer una clara diferenciación entre soware libre y software de código abierto: “Para el movimiento open source, la cuestión de si el software debe ser de fuente abierta es una cuestión práctica, no ética. Como lo expresó alguien, «el open source es un método de desarrollo; el software libre es un movimiento social».” (Stallman, 2004, p. 75) 

  7. Una más amplia explicación en http://creativecommons.org/freeworks También, para una explicación del porqué de la defensa de permitir el uso comercial, ver Möller (2006). Puedes encontrar la traducción al español en http://freedomdefined.org/Licenses/NC/Es 

  8. No entraré aquí en el interesante debate sobre las ventajas e inconvenientes de ambas vías (ver de nuevo Suber 2012) 

  9. Por ejemplo, las revistas editadas por PLOS tienen una licencia CC-BY, por lo que son de acceso gratuito y libre, pero aplican un precio de publicación por artículo (dependiendo de la revista) de entre 1350 y 2900 dólares. Libre Pensamiento, en cambio, con su licencia CC-BY-NC-ND, además de ser de acceso gratuito no carga costes de publicación a los autores, pero sin embargo, dado el tipo de licencia que utiliza, no puede considerarse una revista libre. 

  10. arXiv alberga actualmente alrededor de un millón de textos en campos como Física, Matemáticas, Biología Cuantitativa o Estadística. 

  11. Otra peculiaridad importante de Zenodo es la posibilidad de que los usuarios vinculen su cuenta de Zenodo con GitHub (ver más adelante) En ambos casos, como un valor añadido, todos los objetos que se depositan tendrán asociado un DOI. 

  12. Lo cual no quiere decir que no sean conscientes de lo que significa abierto, como puntualizan en PubMed Central cuando definen el tipo de contenidos: “They are free to access, but they are not Open Access articles in the specialized sense of that term.” 

  13. Lo que implica que podemos instalarlo en nuestro propio ordenador/servidor. Normalmente tambi´en podemos utilizarlos en sus propios servidores como SaaS 

  14. Por supuesto, al utilizar un repositorio, si se trata de textos que han sido enviados previamente a una revista, debemos tener en cuenta la política de la revista en cuanto a derechos de autor, puesto que aunque cada vez más revistas permiten el archivado en repositorios, no todas lo hacen, y también pueden existir diferencias en cuanto hasta qué nivel lo permiten. Aparte de leer cuidadosamente las condiciones del contrato con cada revista, podemos hacer una búsqueda en la web de SHERPA/Romeo, que informa de las condiciones de decenas de miles de revistas científicas. 

  15. En el momento de escribir este texto, de los 1355 recursos disponibles creados con Open Author, 1205 tienen una licencia que permite su modificacin. 

  16. Sólo en el caso de los proyectos públicos (repositorios en la terminología GitHub). Pueden crearse también repositorios privados, pero en ese caso el alojamiento no es gratuito. 

ARTICULOS
Conocimiento libre